Sólo a través de la auto-observación podremos evidenciar que no somos “Uno” sino “Muchos”
Fin Conferencia 32
Conferencia 32 El Cambio Radical
De ninguna manera podríamos negar la Ley de Recurrencia procesándose en cada momento de nuestra vida.
Ciertamente en cada día de nuestra existencia, existe repetición de eventos, estados de conciencia, palabra, deseos, pensamientos, voliciones, etc.
Es obvio que cuando uno no se auto-observa, no puede darse cuenta de esta incesante repetición diaria.
Resulta evidente que quien no siente interés alguno por observarse a sí mismo, tampoco desea trabajar para lograr una verdadera transformación radical.
Para colmo de los colmos hay gentes que quieren transformarse sin trabajar sobre sí mismos.
No negamos el hecho de que cada cual tiene derecho a la real felicidad del espíritu, más también es cierto, que tal felicidad sería algo más que imposible si no trabajamos sobre sí mismos.
Uno puede cambiar íntimamente, cuando de verdad consigue modificar sus reacciones ante los diversos hechos que le sobrevienen diariamente.
Empero no podríamos modificar nuestra forma de reaccionar ante los hechos de la vida práctica, si no trabajáramos seriamente sobre sí mismos.
Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, ser menos negligentes, volvernos más serios y tomar la vida en forma diferente, en su sentido real y práctico.
Empero, si continuamos así tal como estamos, comportándonos en la misma forma todos los días, repitiendo los mismos errores, con la misma negligencia de siempre, cualquier posibilidad de cambio quedará de hecho eliminada.
Si uno de verdad quiere llegar a conocerse a sí mismo, debe empezar por observar su propia conducta, ante los sucesos de cualquier día de la vida.
No queremos decir con esto que no deba uno observarse a sí mismo diariamente, sólo queremos afirmar que se debe empezar por observar un primer día.
En todo debe haber un comienzo, y empezar por observar nuestra conducta en cualquier día de nuestra vida, es un buen comienzo.
Observar nuestras reacciones mecánicas ante todos esos pequeños detalles de alcoba, hogar, comedor, casa, calle, trabajo, etc., etc., etc., lo que uno dice, siente y piensa, es ciertamente lo más indicado.
Lo importante es ver luego como o de que manera puede uno cambiar esas reacciones; empero, si creemos que somos buenas personas, que nunca nos comportamos en forma inconsciente y equivocada, nunca cambiaremos.
Ante todo necesitamos comprender que somos personas-máquinas, simples marionetas controladas por agentes secretos, por Yoes ocultos.
Dentro de nuestra persona viven muchas personas, nunca somos idénticos; a veces se manifiesta en nosotros una persona mezquina, otras veces una persona irritable, en cualquier otro instante una persona espléndida, benevolente, más tarde una persona escandalosa o calumniadora, después un santo, luego un embustero, etc.
Tenemos gente de toda clase dentro de cada uno de nosotros, Yoes de toda especie. Nuestra personalidad no es más que una marioneta, un muñeco parlante, algo mecánico.
Empecemos por comportarnos conscientemente durante una pequeña parte del día; necesitamos dejar de ser simples máquinas aunque sea durante unos breves minutos diarios, esto influirá decisivamente sobre nuestra existencia.
Cuando nos Auto-Observamos y no hacemos lo que tal o cual Yo quiere, es claro que empezamos a dejar de ser máquinas.
Un sólo momento en que se esté bastante consciente, como para dejar de ser máquina, si se hace voluntariamente, suele modificar radicalmente muchas circunstancias desagradables.
Desgraciadamente vivimos diariamente una vida mecanicista, rutinaria, absurda. Repetimos sucesos, nuestros hábitos son los mismos, nunca hemos querido modificarlos, son el carril mecánico por donde circula el tren de nuestra miserable existencia; empero, pensamos de nosotros lo mejor…
Por donde quiera abundan los “MITÓMANOS”, los que se creen Dioses; criaturas mecánicas, rutinarias, personajes del lodo de la tierra, míseros muñecos movidos por diversos Yoes; gentes así no trabajarán sobre sí mismos…
Fin Conferencia 31
En tanto un hombre prosiga con el error de creerse a sí mismo Uno, Único, Individual, es evidente que el cambio radical será algo más que imposible.
El hecho mismo de que el Trabajo Esotérico comience con la rigurosa observación de sí mismo, nos está indicando una multiplicidad de factores Psicológicos, Yoes o elementos indeseables que es urgente extirpar, erradicar de nuestro interior.
Incuestionablemente en modo alguno sería posible eliminar errores desconocidos, urge observar previamente aquello que queremos separar de nuestra Psiquis.
Este tipo de Trabajo no es externo sino interno y quienes piensen que cualquier manual de urbanidad o sistema ético externo y superficial les pueda llevar al éxito, estarán de hecho totalmente equivocados.
El hecho concreto y definitivo de que el Trabajo íntimo empiece con la atención concentrada en la observación plena de sí mismo, es motivo más que suficiente como para demostrar que esto exige un esfuerzo personal muy particular de cada uno de nosotros.
Hablando francamente y sin ambages, aseveramos en forma enfática lo siguiente: Ningún ser humano podría hacer este Trabajo por nosotros.
No es posible cambio alguno en nuestra Psiquis, sin la observación directa de todo ese conjunto de factores subjetivos que llevamos dentro.
Dar por aceptado la multiplicidad de errores, descartando la necesidad de estudio y observación directa de los mismos, significa de hecho una evasiva o escapatoria, una huida de sí mismo, una forma de auto-engaño.
Sólo a través del esfuerzo riguroso de la observación juiciosa de sí mismo, sin escapatorias de ninguna especie, podremos evidenciar realmente que no somos “Uno” sino “Muchos”.
Admitir la pluralidad del YO y evidenciarla a través de la observación rigurosa, son dos aspectos diferentes.
Alguien puede aceptar la Doctrina de los muchos Yoes, sin haberlo jamás evidenciado; esto último sólo es posible auto-observándose cuidadosamente.
Rehuir el Trabajo de observación íntima, buscar evasivas, es signo inconfundible de degeneración.
Mientras un hombre sustente la ilusión de que es siempre una y la misma persona, no puede cambiar, y es obvio que la finalidad de este Trabajo es precisamente lograr un cambio gradual en nuestra vida interior.
La transformación radical es una posibilidad definida que normalmente se pierde cuando no se trabaja sobre sí mismo.
El punto inicial del cambio radical permanece oculto mientras el hombre continúe creyéndose Uno.
Quienes rechazan la Doctrina de los muchos Yoes, demuestran claramente que jamás se han auto-observado seriamente.
La severa observación de sí mismo sin escapatorias de ninguna especie, nos permite verificar por sí mismos el crudo realismo de que no somos “Uno” sino “Muchos”.
En el mundo de las opiniones subjetivas, diversas teorías seudo-esotéricas o seudo-ocultistas, sirven siempre de callejón para huir de sí mismos…
Incuestionablemente la ilusión de que se es siempre una y la misma persona, sirve de escollo para la auto-observación…
Alguien podría decir: “Sé que no soy Uno sino Muchos, la Gnosis me lo ha enseñado”. Tal afirmación aunque fuese muy sincera si no existiese plena experiencia vivida sobre ese aspecto doctrinario, obviamente tal afirmación sería algo meramente externo y superficial.
Evidenciar, experimentar y comprender es lo fundamental, sólo así es posible trabajar conscientemente para lograr un cambio radical.
Afirmar es una cosa y comprender es otra. Cuando alguien dice: “Comprendo que no soy Uno sino Muchos”, si su comprensión es verdadera y no mera palabrería insustancial de charla ambigua, esto indica, señala, acusa, plena verificación de la Doctrina de los Muchos Yoes.
Conocimiento y Comprensión son diferentes. El primero de estos es de la mente, el segundo del corazón.
El mero conocimiento de la Doctrina de los Muchos Yoes de nada sirve; desafortunadamente por estos tiempos en que vivimos, el conocimiento ha ido mucho más allá de la comprensión, porque el pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, desenvolvió exclusivamente el lado del conocimiento olvidando lamentablemente el correspondiente lado del Ser.
Conocer la Doctrina de los Muchos Yoes y comprenderla, es fundamental para todo cambio radical verdadero.
Cuando un hombre comienza a observarse detenidamente a sí mismo, desde el ángulo de que no es Uno sino Muchos, obviamente ha iniciado él Trabajo serio sobre su naturaleza interior.
Sólo a través de la auto-observación podremos evidenciar que no somos “Uno” sino “Muchos”
Fin Conferencia 32
De ninguna manera podríamos negar la Ley de Recurrencia procesándose en cada momento de nuestra vida. Ciertamente en cada día de nuestra existencia, existe repetición de eventos, estados de conciencia, palabra, deseos, pensamientos, voliciones, etc. Es obvio que cuando uno no se auto-observa, no puede darse cuenta de esta incesante repetición diaria. Resulta evidente que quien no siente interés alguno por observarse a sí mismo, tampoco desea trabajar para lograr una verdadera transformación radical. Para colmo de los colmos hay gentes que quieren transformarse sin trabajar sobre sí mismos. No negamos el hecho de que cada cual tiene derecho a la real felicidad del espíritu, más también es cierto, que tal felicidad sería algo más que imposible si no trabajamos sobre sí mismos. Uno puede cambiar íntimamente, cuando de verdad consigue modificar sus reacciones ante los diversos hechos que le sobrevienen diariamente. Empero no podríamos modificar nuestra forma de reaccionar ante los hechos de la vida práctica, si no trabajáramos seriamente sobre sí mismos. Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, ser menos negligentes, volvernos más serios y tomar la vida en forma diferente, en su sentido real y práctico. Empero, si continuamos así tal como estamos, comportándonos en la misma forma todos los días, repitiendo los mismos errores, con la misma negligencia de siempre, cualquier posibilidad de cambio quedará de hecho eliminada. Si uno de verdad quiere llegar a conocerse a sí mismo, debe empezar por observar su propia conducta, ante los sucesos de cualquier día de la vida. No queremos decir con esto que no deba uno observarse a sí mismo diariamente, sólo queremos afirmar que se debe empezar por observar un primer día. En todo debe haber un comienzo, y empezar por observar nuestra conducta en cualquier día de nuestra vida, es un buen comienzo. Observar nuestras reacciones mecánicas ante todos esos pequeños detalles de alcoba, hogar, comedor, casa, calle, trabajo, etc., etc., etc., lo que uno dice, siente y piensa, es ciertamente lo más indicado. Lo importante es ver luego como o de que manera puede uno cambiar esas reacciones; empero, si creemos que somos buenas personas, que nunca nos comportamos en forma inconsciente y equivocada, nunca cambiaremos. Ante todo necesitamos comprender que somos personas-máquinas, simples marionetas controladas por agentes secretos, por Yoes ocultos. Dentro de nuestra persona viven muchas personas, nunca somos idénticos; a veces se manifiesta en nosotros una persona mezquina, otras veces una persona irritable, en cualquier otro instante una persona espléndida, benevolente, más tarde una persona escandalosa o calumniadora, después un santo, luego un embustero, etc. Tenemos gente de toda clase dentro de cada uno de nosotros, Yoes de toda especie. Nuestra personalidad no es más que una marioneta, un muñeco parlante, algo mecánico. Empecemos por comportarnos conscientemente durante una pequeña parte del día; necesitamos dejar de ser simples máquinas aunque sea durante unos breves minutos diarios, esto influirá decisivamente sobre nuestra existencia. Cuando nos Auto-Observamos y no hacemos lo que tal o cual Yo quiere, es claro que empezamos a dejar de ser máquinas. Un sólo momento en que se esté bastante consciente, como para dejar de ser máquina, si se hace voluntariamente, suele modificar radicalmente muchas circunstancias desagradables. Desgraciadamente vivimos diariamente una vida mecanicista, rutinaria, absurda. Repetimos sucesos, nuestros hábitos son los mismos, nunca hemos querido modificarlos, son el carril mecánico por donde circula el tren de nuestra miserable existencia; empero, pensamos de nosotros lo mejor… Por donde quiera abundan los “MITÓMANOS”, los que se creen Dioses; criaturas mecánicas, rutinarias, personajes del lodo de la tierra, míseros muñecos movidos por diversos Yoes; gentes así no trabajarán sobre sí mismos… Fin Conferencia 31
Leer mas...LEY DE OCTAVAS. Hoy vamos a estudiar esta Ley y su opuesta, la de la Entropía, las cuales rigen toda la naturaleza. Cómo conocerlas y poderlas utilizar para lograr nuestro objetivo de auto-realizarnos en una existencia. La ley de Octavas nos enseña a ascender, nos muestra dónde nos estancamos, por qué y cómo poder seguir ascendiendo hasta la meta final, cómo funcionan las leyes de la fuerza, etc. La Ley de Octavas o la Corriente del Sonido, o Corriente de la Vida, son lo mismo. Si nosotros observamos la escala musical: DO – RE – MI – FA – SOL – LA – SI vemos las siete notas musicales. Para ir de un DO inferior a un DO superior es necesario elevarse una octava más. A esta escala la llamaremos la Corriente de la Vida, en la que todos los seres humanos están directamente involucrados, a la vez que sometidos por ella. Al comenzar a cantar una escala musical, DO – RE – MI, cuando lleguemos a MI encontramos la Primera Pausa, entre las notas MI y FA. Luego vemos que las siguientes tres notas: FA – SOL – LA van juntas, pero al llegar a LA hallamos la Segunda Pausa, entre LA y SI. Pasando a la nota SI vemos que está independiente, y encontraremos la Tercera Pausa, entre SI y el Do Superior. Esto implica que vamos a encontrar tres pausas en una escala musical. Esto mismo sucede con todos los eventos de la vida de uno. El Primer Shock se da al nacer. Al nacer e inhalar el primer aliento, cuando la chispa ingresa al nuevo cuerpo, tenemos derecho a las notas musicales DO, RE y MI. Éstas equivalen al Cuerpo Físico, Cuerpo Vital y el principio de Alma (dado por la nota MI), acompañados por una personalidad con la que nos desenvolvemos en el mundo físico. Nacemos, crecemos, nos reproducimos, envejecemos y morimos sin ningún objetivo verdadero. En esto estará toda la humanidad mientras no encuentre algo que le permita vencer esta Primera Pausa. A partir del momento en que llega al MI, o continúa subiendo o regresa al punto de partida. En el último de los casos, la Ley de Entropía nos igualará en el cementerio y tendremos que retornar nuevamente una y otra vez hasta agotar los 108 cuerpos físicos que tenemos por Ley. Aquí encontramos a los llamados Hombres del Tercer Día, vistos a la luz del Génesis, fascinados con la existencia, hipnotizados y sin siquiera conocer la razón de su existencia. El Segundo Shock: Si alguien nos da el Conocimiento nuestra existencia tendrá razón de Ser. “De mil que me buscan uno me encuentra”. Una vez recibido el Conocimiento se nos abren dos caminos: lo practicamos y continuamos avanzando o no lo practicamos y lo volvemos una creencia. “De mil que me encuentran uno me sigue”. Una vez recibido el conocimiento deberemos empezar a crear en el Sexo, con la Energía Creadora Sexual, los Cuerpos Solares para avanzar por las notas musicales FA, SOL, LA. Esto implica la creación de los cuerpos Astral, Mental y Causal Solares, o hacer la Primera Montaña y convertirnos en Hombres del Sexto Día, según el Génesis. Hombres hechos a imagen y semejanza de Dios, los Hombres Verdaderos. Pero aun así no se es un Dios. Es necesario vencer la Segunda Pausa. Debe darse el Tercer Shock para conquistar la nota musical SI y esto implicará morir en sí mismo o hacer la Segunda Montaña. “De mil que me siguen uno es mío” Sin embargo, aún nos falta vencer la Tercera Pausa. Para esto es necesario conquistar el DO Superior, lograr el Nacimiento Segundo, la Resurrección, y no se puede resucitar sin morir. Esta es la muerte de los Yoes-Causa, que tiene que darse para poder nacer en el Mundo Espiritual (Cuarto Shock). Esto implica finalizar la Segunda Montaña y empezar la Tercera Montaña. Cuando la persona logra avanzar de este DO Inferior hasta este DO Superior se dice que ha logrado NACER por segunda vez. Ese nacimiento de fondo sería hacerse Resurrecto. La alternativa está abierta para todos los Seres Humanos, pero es absolutamente necesario que se sepa cómo hacer el trabajo y cómo aplicar los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia: Nacer: Primera Montaña. Creación de los cuerpos, recuperación de las Aguas, Génesis. Morir: Segunda Montaña. Eliminación de los defectos, Apocalipsis. Sacrificio por la Humanidad: Tercera Montaña. Conseguir un Discípulo. LEY DE ENTROPÍA. Es la también llamada “Ley de Igualación”. Ejemplo: Si ponemos una olla llena de agua caliente junto a otra llena de agua fría vemos cómo se precipita la entropía, hay un intercambio de calor y de frío. Por último ambas quedan iguales. Millones de personas están metidos en el camino de la entropía; como no trabajan sobre sí mismos cada día se vuelven más imbéciles, la mente se les va atrofiando, los centros de la máquina humana cada vez están más degenerados, ya no les trabajan todos los órganos del cerebro, y al fin llega un día en que la Ley de Entropía los inmola a todos en el Tártarus. ¿No se han fijado como la Ley de Entropía inmola a la gente? Pueden enterrar a uno en un ataúd de oro y a otro en un ataúd de madera, y por muy bonita que sea la sepultura, a la larga quedan iguales de huesudos. Todas las cosas están marcadas bajo la Ley de Entropía, en todo se la encuentra. Los mares convertidos en basureros. Ríos contaminados, peces moribundos. Atmósfera contaminada por el smog. Los frutos de la tierra adulterados. He ahí la Ley de Entropía. Sólo mediante la transformación es posible vencer la Ley de Entropía, pues la transformación incluye sacrificios, eso es ostensible. Por ejemplo: si uno sacrifica el deseo sexual, esa fuerza que por medio de otra fuerza cristaliza sus poderes en nosotros, crea los Cuerpos Existenciales del Ser; si uno sacrifica la ira aparece la gema preciosa de la mansedumbre; si sacrifica uno el ansia de dinero, la codicia insoportable, nacerá en uno el altruismo; si sacrifica la envidia se manifestara en uno la energía filantrópica, el deseo de trabajar uno por el prójimo, la alegría por el bien ajeno; es decir, no puede haber transformación sin sacrificio. Así también para el hombre que sacrifica sus impulsos sexuales el resultado de esa energía es la Creación de los Cuerpos Existenciales del Ser. Si se sacrifican los yoes, si se destruyen todos, el resultado de ese sacrificio será la energía liberada, que dará origen al Hombre Interior Profundo. Entonces, se escapa uno de la entropía degenerante. La gente no quiere realmente sacrificarse, no comprende lo que es el sacrificio. Es claro, puede empezar por sacrificar sus sentimientos; yo les aseguro que la gente está dispuesta a sacrificar sus placeres, hasta sus vicios y dinero, todo sacrificarían, pero no sus sufrimientos y dolores, los quieren mucho. Si se empieza por sacrificar los sentimientos se puede dar un gran paso, vencer la Ley de Entropía. ¿Quién de ustedes está dispuesto a sacrificar sus sentimientos, a sacrificarse por la humanidad? Es bueno sacrificarnos por la humanidad. En realidad, no nos sacrificamos para portarnos mal. No debemos pensar en el sufrimiento jamás. La gente basa sus experiencias en sus sufrimientos, por lo que pasó en las amarguras, gozan recordándolos, dicen: “yo pasé por tales y cuales cosas en la calle para ser lo que soy”. Se sienten importantes recordándolos. Sacrifiquen sus sufrimientos, erradiquen de sí mismos los yoes que los produjeron y quedan sacrificados los sufrimientos, pues el yo de los sufrimientos hay que erradicarlo. Esa energía que resulta de ahí es transformación, pues nace en un hombre diferente y vence la Ley de Entropía. Fin Conferencia 33
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